Zamenhof se había ocupado personalmente de las ediciones del Unua Libro, primero en ruso (1887) y después, ese mismo año, en polaco, francés y alemán. Los conocimientos del creador de la lengua internacional no bastaban para abordar la misma tarea en el caso del inglés, de manera que encargó la misión a un tal J. St. y el opúsculo se editó en Varsovia en 1888.
La obra fue reseñada en el mismo año de su publicación por
The Office y en 1894 por
Languages. La recepción no fue mala, pero en ambos casos se hizo más hincapié en el deficiente inglés del traductor. De hecho, el título
International Tongue ya casi delataba el mal uso de un diccionario bilingüe y no hacía presagiar nada bueno. Se ha especulado con que J. St. fuera Julian Steinhaus, quien figura en la primera edición del Adresaro (lista en la que aparecían los esperantistas que se iban sumando al movimiento).
No obstante, ya en noviembre de 1887 se había hecho mención al esperanto en la
St. James Gazette. Y según explica Peter G. Forster en
The Esperanto Movement (La Haya, Nueva York: Mouton, 1982, p. 268):
[El artículo] suscitó el interés de un abogado de Bristol, quien preguntó a Zamenhof en latín. Recibió un ejemplar del manual en alemán, pero no se interesó más por el tema. Pasó el manual a su amigo Richard Geoghegan, un lingüista de origen irlandés que pronto se convirtió en un fuerte defensor del idioma.
Geoghegan (1866-1943) tradujo de nuevo el
Unua Libro al inglés. De hecho, Zamenhof destruyó los ejemplares no distribuidos de la traducción de J. St. (de la cual se conservan contados ejemplares) y en el primer número de la primera revista editada en esperanto (
La Esperantisto, 1 [septiembre 1889]) no se hace mención alguna a la traducción de J. St. y como quinto libro de la lengua internacional figura:
5. R. Geoghegan. Dr. Esperanto's International Language. Introduction and Complete Grammar (Lernolibro de la lingvo Esperanto. Eldono angla)
y el precio, 40 pfennigs. La obra, editada en Varsovia y con sello de autorización de la censura del 5 de enero de 1889 (según el calendario gregoriano), empieza así:
The reader will doubtless take up this little work with an incredulous smile, supposing that he is about to peruse the impracticable schemes of some good citizen of Utopia. I would, therefore, in the first place, beg of him to lay aside all prejudice, and treat seriously and critically the question brought before him.
Geoghegan terminó cruzando el Atlántico y, pese a ser elegido primer presidente de la Amerika Esperanto-Asocio, se instaló en Alaska. Allí estudió el idioma aleutiano y diversas lenguas de los esquimales. Algunos de sus trabajos al respecto los publicó en esperanto, por ejemplo:
Pri kelkaj rimarkindaj similaĵoj inter la antikvaj kalendaroj de la amerikanoj kaj la azianoj (París, 1908).
Entretanto, el esperanto avanzaba con lentitud en Inglaterra. En 1889 el número de británicos en el Adresaro no llegaba a la decena. En 1902, el periodista
Joseph Rhodes (1856-1920) fundó en Keighly la primera sociedad esperantista del Reino Unido.
W. T. Stead
Fue en ese mismo año 1902 cuando William Thomas Stead (1849-1912) comenzó a divulgar el esperanto en su publicación
Review of Reviews.
Stead, hijo de un pastor de la Iglesia congregacional, se interesó desde muy joven por el periodismo y en 1871 ya dirigía el
Darlington Northern Echo. En 1880 se trasladó a Londres, donde como subdirector del
Pall Mall Gazette introdujo el género de la entrevista en la prensa inglesa, sobre todo mediante su famosa
conversación con el general Gordon (9-1-1887). Stead fue pionero del periodismo de investigación y denuncia. Su campaña contra la prostitución infantil, que denunció en su serie de artículos
The Maiden Tribute of Modern Babylon (publicados entre el 6 y el 10 de julio de 1885), propició la aprobación de una ley que entre otras cosas endurecía las penas por violación o por mantener trato carnal con niñas de entre diez y doce años (algo que hasta entonces se consideraba sólo una falta).
No obstante, los audaces métodos de Stead (llegó a
comprar una menor para demostrar su tesis) le costaron una condena de tres meses.
Tras el escándalo, Stead fundó en 1890
Review of Reviews, que pronto se editó en tres continentes (con sedes en Londres, Nueva York y Melbourne). En ella, Stead, que la escribía casi de punta a cabo, abogó por el pacifismo, los derechos de las sufragistas, el protagonismo de la mujer en la Iglesia o el
espiritualismo. La defensa del esperanto estuvo presente de manera continuada en las páginas de la revista desde 1902.
La deuda del esperanto con la labor divulgadora de la revista de Stead se personifica especialmente en la figura de
Harold Bolingbroke Mudie (1880-1916). El que sería primer presidente de la
UEA (desde 1912 hasta su muerte) conoció el esperanto a través de
Review of Reviews en 1902. Al cabo de un año, en noviembre de 1903, Bolingbroke Mudie ya fundó
The Esperantist, de nuevo gracias al apoyo económico de Stead, y trabajó en el llamado Trio por la Tria fomentando la celebración en Cambridge del tercer congreso universal.
El 10 de abril de 1912, Stead se embarcó en Southampton a bordo del
Titanic para asistir a un congreso pacifista en el Carnegie Hall. Al parecer, Stead, que viajaba en primera clase, ayudó a varias personas a subir a bordo de los insuficientes botes salvavidas y regresó a leer un libro en su camarote. Fue visto por última vez por Philip Mock, uno de los supervivientes. Según declaró Mock:
Muchos hombres se agarraban a precarias balsas en el mar. William T. Stead, el autor, y el coronel John Jacob Astor se aferraban a una de ellas. Se les congelaron los pies y se vieron obligados a soltarse. Los dos se ahogaron.
Stead había escrito algunos artículos que a posteriori se han considerado premonitorios del desastre del
Titanic, como el titulado «
How the Mail Steamer went down in mid Atlantic, by a survivor».
El 18 de abril de 1912, el
Daily Mail, en un artículo titulado «Story Mr Stead could have told», se hacía eco de la desgracia.
No parece que quede más margen para albergar esperanzas de que el caballero inglés más importante que viajaba a bordo del Titanic haya sobrevivido a la catástrofe.
Nota: Pueden encontrarse numerosos textos de Stead en la web W. T. Stead Resource Site.