Hace un tiempo añadí la nueva web del Museu de l'Esperanto de Sant Pau d'Ordal en la lista de enlaces que aparece en la columna de la derecha. El museo, conocido también como Hispana Esperanto Muzeo, reabrió sus puertas el pasado 10 de abril.
Rebuscando en la hemeroteca de La Vanguardia (entonces La Vanguardia Española), encontré la noticia sobre la inauguración del museo en 1968. El artículo informa de la inauguración del museo en la casa particular de Lluís Hernández Yzal (Barcelona, 1917-2002). Como explica en esta entrevista publicada en Kataluna Esperantisto (1996/1), que ya había mencionado en otra ocasión, Hernández, farmacéutico de profesión, había conocido el esperanto en su juventud y había empezado a coleccionar revistas. Sin embargo, hasta su visita al XXIV Congreso Nacional de Esperanto celebrado en Barcelona en 1963, no empezó a estudiar la lengua en serio. Enseguida se hizo miembro de la UEA y su colección fue creciendo. Cuando en 1968 inauguró el museo en su propio domicilio, su colección contaba ya con más de 1.500 libros y más de 5.000 revistas, según se explica en el artículo de La Vanguardia.
La noticia sobre la inauguración del Museo del Esperanto de Hernández Yzal, apareció en la página 38 de La Vanguardia Española del día 19 de mayo de 1968.
Basta con leer esa página de La Vanguardia para darse cuenta de lo distinto que era el Mayo del 68 bajo el régimen de Franco al que entonces se vivía en las calles de París, y donde estaban presentes otros españoles.
En ese mismo mes de mayo, el Boletín de la Federación Española de Esperanto (Hispana Esperanto-Federacio, HEF) estaba centrado en la inminente celebración en Madrid del LIII Congreso Universal de Esperanto.
Curiosamente, el Boletín lo había refundado otro Luis Hernández, en este caso el valenciano Luis Hernández Lahuerta (1906-1961). Durante la Segunda República, Hernández Lahuerta había organizado el congreso internacional de SAT (Sennacieca Asocio Tutmonda) celebrado en Valencia en agosto de 1934. La implicación de Luis Hernández Lahuerta con el movimiento obrero esperantista continuó durante la Guerra Civil mediante la publicación Popola Fronto.
Tras pasar por las cárceles franquistas (parece que allí abordó la traducción de los tres capítulos del Quijote donde se cuenta la novela del «Curioso impertinente», y que finalmente se publicaría en 1955 en Valencia como La malprudenta scivolulo), Hernández Lahuerta participó en 1947 en la fundación de la Federación Española de Esperanto y fue durante años redactor del Boletín.
Volvamos a la España de mayo de 1968 para leer el Boletín de la HEF, en este caso el número 167 (2ª época, año VI, número 31).
El primer artículo del Boletín lo firma L. Hernández (¿Hernández Yzal?) y se titula «La hispanaj lingvoj» [Las lenguas de España]. El artículo (escrito en esperanto) empieza así:
Igual que en la danza, existe en España diversidad en las lenguas. Intentaré aclarar ahora esa diversidad lingüística.y concluye así:
Las lenguas españolas son cuatro, divididas en dos grupos, la lengua vasca o euskera y el grupo de las lenguas llamadas románicas.
El catalán, como el gallego e incluso en mayor grado, tuvo una importante literatura en la Edad Media y un destacable renacimiento desde el siglo XIX hasta el presente.
Pero la más importante y universal literatura española es la castellana, que ofrece modelos insuperables en casi todos los temas.
Un artículo encorsetado por los parámetros de la época, sin duda. En el mismo Boletín podía leerse un artículo sobre el poeta catalán Jacint Verdaguer (1845-1902), «poeta nacional de Cataluña nacido en Forgueroles [sic]», que incluía una versión en esperanto del poema «El lliri blanc» («La blanka lilio»), traducido por Josep Alberich-Jofre.
En 1948 se había firmado la Declaración de los Derechos Humanos y, veinte años más tarde, la ONU había declarado 1968 como Año Internacional de los Derechos Humanos. Y sí, ese jugoso número 167 del Boletín se hacía eco de ello en un artículo titulado precisamente «La Jaro de la Homaj Rajtoj» en el que el autor (firma como Uneskano) se refiere entre otras cosas a una conferencia de Josep Anglada, leída en Barcelona en esperanto, sobre derechos humanos y ciencias sociales.
Al pie de ese artículo se recogía la necrológica de Martin Luther King, símbolo de la lucha por los derechos civiles, asesinado el mes de abril de ese 1968.
La última página del Boletín estaba ocupada por la convocatoria del LIII Congreso Universal a celebrarse en Madrid entre el 3 y el 10 de agosto de 1968, firmada en Roterdam por el a la sazón Konstanta Kongresa Sekretario Glauco Pompilio. En la cabecera de la convocatoria del Congreso se lee: «Sub la Alta Protektado de Lia Ekscelenca Moŝto Ĉefgeneralo Franco, Ŝtatestro de Hispanujo»
Fue sin lugar a dudas un congreso polémico, sobre todo a posteriori. En su momento, según argumenta Ziko van Dijk en su artículo «La dilemo de la posteuloj», publicado en Libera Folio en 2007, hubo pocas protestas sobre la designación de Franco como «alto protector» del Congreso. Van Dijk menciona en especial a Alberto Fernández, español residente en Bélgica que dejó de pagar su cotización a la UEA en señal de disconformidad. Merece la pena leer el artículo de Libera Folio y los diversos comentarios que generó.
Ese mismo año de 1968 el movimiento católico esperantista, al que tan ligado estaba Lluís Hernández Yzal, celebró junto con la Kristana Esperantista Ligo Internacia (organización de esperantistas protestantes) el primer congreso ecuménico esperantista (Ekumena Esperanto-Kongreso) en Limburgo (Alemania).