sábado, 15 de diciembre de 2018

De ciclistas, flechas y esperanto


Pascua es época de flechas. Por toda Europa se celebran estos recorridos de ciclismo de gran fondo de carácter no competitivo. Se trata de una forma de brevet por equipos no muy conocida en España (sólo once equipos finalizaron la Flecha Ibérica en 2017).(1)

Fue en 1947 cuando se celebró por primera vez la más famosa de todas las flechas, la Flèche Vélocio.

Carnet de un brevet

Pero mejor empezar por el principio.

El 12 de junio de 1897, un grupo de una docena de ciclistas encabezados por el escultor veneciano Vito Pardo se propuso recorrer los 230 kilómetros que separan Roma de Nápoles en una sola jornada, de sol a sol. Los nueve finishers que completaron lo que puede considerarse la primera randonnée de la historia (y quienes llevaron a cabo una repetición de la ruta en sentido inverso pocos días después) fueron calificados de audaci por la prensa de la época. Así surgieron en Italia los gruppi audax, a los cuales uno podía inscribirse después de recorrer sin asistencia ninguna 200 kilómetros entre la salida y la puesta del sol.

Vito Pardo (1872-1933)

Entretanto, en Francia, un grupo de vélocipédistes encabezado por Paul de Vivie había fundado en 1890 el Touring Club de France. Los fundadores se sentían desilusionados por el hecho de que la Union Vélocipédique de France se limitara casi en exclusiva al ciclismo de competición.

Cubierta de la revista del Touring Club de France (junio de 1891)

Paul de Vivie (1853-1930), conocido con el sobrenombre de Vélocio, había fundado La Manufacture Stéphanoise de Cycles «La Gauloise» en su Saint Étienne natal. En esa fábrica de bicicletas, Vélocio concibió diversas innovaciones técnicas, como un manillar «para luchar contra el viento», o un mecanismo de doble cadena que permitía hasta cuatro desarrollos diferentes.


La bicicleta de doble cadena de Vélocio se conserva en el Museo de Arte e Industria de Saint-Etienne

Más allá de las invenciones técnicas, Vélocio sentó las bases del cicloturismo (palabra acuñada por él) e hizo célebres sus diagonales y otros recorridos desde Saint Étienne hasta la Provenza en Pascua.

Los siete preceptos de Vélocio todavía son válidos para acabar un brevet.
1. Paradas escasas y cortas para no perder el ritmo.
2. Comidas ligeras y frecuentes: comer antes de tener hambre, beber antes de tener sed.
3. No llegar nunca hasta la fatiga extrema, que se traduce en falta de apetito y de sueño.
4. Abrigarse antes de tener frío, desarroparse antes de tener calor y no tener miedo de exponer la piel al sol, el aire y el agua.
5. Eliminar de la alimentación, al menos en ruta, el vino, la carne y el tabaco.
6. No forzar nunca, mantener un esfuerzo medio, sobre todo durante las primeras horas, cuando uno está tentado a entregarse demasiado, porque se siente pletórico de fuerzas.
7. No pedalear nunca por amor propio.

Vélocio con su bicicleta de doble cadena 

En 1947, el Audax Club Parisien instituyó la Flèche Vélocio, en homenaje a los recorridos de Vivie en dirección a la Provenza en época de Pascua. Se trata de una prueba por equipos de 3 a 5 máquinas (los tándems cuentan como una máquina) que deben llegar unidos al lugar de concentración después de recorrer un mínimo de 360 kilómetros en 24 horas.(2)

Insignia de Flèche Vélocio

Flechas esperantistas

Se cuenta que Vélocio se interesó por el esperantismo. De hecho, las caravanas esperantistas eran algo muy parecido a las flechas. En 1908, Henri de Coppet, fundador del Touring Club de France y posteriormente presidente del Audax Club Parisien en 1915-1916, propuso organizar una caravana ciclista para asistir al congreso universal de esperanto que iba a celebrarse en Dresde en agosto.

Cartel del IV Congreso Universal de Esperanto

De Coppet era profesor y un activo esperantista que poco después dirigiría la revista La Dek-Sepa.  Su propuesta de trayecto consistía en partir de Stuttgart para visitar Núremberg, Bayreuth y Karlsbad para luego acceder a Dresde atravesando la Suiza sajona. El viaje, que debía durar seis o siete días con un promedio de cien kilómetros diarios, serviría también como herramienta de propaganda de la lengua internacional.

Cabecera del primer número de La Dek-Sepa (diciembre de 1910)

Sobre las bicicletas, De Coppet aconsejaba lo siguiente:
Las dos multiplicaciones recomendables para hacer agradable este viaje son dos metros y medio para la relación pequeña y cinco metros para la grande, porque la ruta tiene, en algunas partes, arduos desniveles.
Aquellos que posean máquinas provistas de un solo desarrollo deberán elegir uno de cuatro metros cuarenta como máximo.
«Bicicleda karavano en Germanujon», 
La Revuo, 1907, aldonaĵoj, p. 76

Los esperantistas ya participaban en las «jornadas Vélocio» en las que antes de la institución de la Flèche Vélocio ya se reunían anualmente centenares de ciclistas «en memoria del pionero De Vivie».

Franca Esperantisto, 6-a Jaro, n-ro 44 (marzo de 1938), p. 42

En la noche de San Silvestre de 1979 durante el Seminario Internacional de la Juventud Esperantista Alemana se fundó BEMI (Biciklista Esperantista Movado Internacia, Movimiento Internacional de Ciclistas Esperantistas) que desde 1982 organiza caravanas ciclistas internacionales que tienen el esperanto como lengua de comunicación.

Miembros de BEMI en el puente L. L. Zamenhof de Boulazac (Francia)

En 2017 un equipo de BEMI partió de Kelmis (en la neutral Moresnet, que estuvo a punto de convertirse en el primer estado con el esperanto como lengua oficial) para completar la Flecha Neerlandesa en Utrecht.

Itinerario del equipo BEMI

Notas

1. La Flecha Ibérica 2019 finalizará en Yepes (Toledo) el 21 de abril.
2. La primera edición partió de Notre-Dame (kilómetro cero de París) y en ella sólo participó un equipo con el objetivo de recorrer el máximo número de kilómetros en 24 horas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante repaso histórico!!!

desespero dijo...

¡Gracias!